No hay mayor alegría que la del aprendiz, pues su horizonte siempre se amplía.
Confucio
Aprender a aprender comienza con una práctica incómoda pero esencial: asumir y mirar de frente tu ignorancia.
Reconocer tu nivel de conocimiento no es debilidad, es estrategia.
Y como toda buena estrategia, exige honestidad. No hay atajos.
No puedes aprender bien si no sabes desde dónde partes. Para ello, pregúntate:
¿Qué sé ya? La base desde la que construir.
¿Qué no sé? La humildad de identificar huecos.
¿Cómo puedo aprenderlo? Trazar el plan.
Cualquier cosa que quieras hacer en la vida implica que debes saber hacerla.
Aprender a aprender es la habilidad principal, la más valiosa: abre todas las puertas.
La educación formal muchas veces entrena memorizadores, no aprendedores. Lo que te pide es que estudies para un examen, no que realmente entiendas.
Aprender es un acto que sólo puedes hacer tú. Es una responsabilidad personal.
Requiere voluntad y curiosidad, no sólo cumplir requisitos.
Recuerda:
Una escuela, una universidad, un centro de enseñanza, un MBA, es un recurso, no lo que te va garantizar tu aprendizaje. Hay muchos más recursos, desde libros a podcasts pasando por YouTube y, por supuesto, tus propias experiencias haciendo cosas en el mundo real.
El aprendizaje profundo es difícil si te limitas a consumir pasivamente. Tienes que mover ese aprendizaje, ponerlo en práctica de alguna manera. Un poco más adelanté verás cómo y por qué. Lo que seguro que sabes es cuántos conocimientos has olvidado simplemente porque los “estudiaste” para cumplir con alguien más.
Evocación + repetición espaciada
Al evocar un conocimiento pasado o algo que estás aprendiendo y volver a traerlo a la mente de forma periódica en el tiempo, vas convirtiendo lo efímero en permanente.
Volver a traer a la memoria de trabajo (memoria a corto plazo) algo que quieres aprender es una de las cosas más importantes para aprender algo bien, de forma profunda. Las personas más reflexivas están haciendo esto de forma constante y automática: traen un asunto que les interesa a su mente una y otra y otra vez a lo largo del tiempo y le van dando vueltas hasta que lo terminan de pulir.
Un truco fácil para hacer esto si no eres tan reflexivo:
Cuéntale a amigos o familiares lo que te gusta de lo que has aprendido con tus propias palabras. Estarás trayendo a la memoria de trabajo lo que aprendiste y, al contarlo, volviendo a darle orden y mejorando tu propio entendimiento sobre ello.
Otro truco:
Dar clase y enseñar a otros es cerrar el círculo de aprender a aprender. Cuando enseñes ten en cuenta que si no te entiende alguien no es porque sea tonto, sino porque tú no lo sabes lo suficientemente bien como para contarlo de forma clara y simple. Por eso enseñar te obliga a profundizar más sobre lo que ya sabes para perfeccionarlo y llevarlo a la esencia. Al hacer eso estás aprendiendo tú.
Lo que más me gusta es aprender: por eso enseño.
El cerebro humano no es un archivador; es un músculo que se fortalece con el uso. Cada vez que recuerdas algo, fortaleces la conexión neuronal que guarda ese conocimiento. La repetición espaciada no consiste en un atracón de aprendizaje hoy y olvidarlo mañana porque nunca más lo vuelves a traer a tu memoria de trabajo, sino en distribuir el aprendizaje en el tiempo.
La próxima vez que leas algo interesante, busca a alguien y explícaselo con tus palabras. Esto no sólo refuerza lo que estás aprendiendo, sino que revela las grietas en tu entendimiento que debes seguir puliendo.
Además, enseñar es cerrar el círculo del aprendizaje. Cuando logras explicar algo de manera que otros lo entiendan fácilmente es cuando realmente puedes considerar que has aprendido algo bien, que lo dominas. Si no puedes hacerlo no lo has aprendido aún lo suficientemente bien.
Definición
¿Puedes explicar qué es “innovación” sin usar casos concretos? Este ejercicio desnuda tu nivel de comprensión. Los ejemplos son muletas. Vete deshaciéndote de ellas hasta que puedas caminar solo.
Esfuérzate en poder definir cualquier cosa sin utilizar ejemplos. Si necesitas un ejemplo es que no has entendido bien el concepto, por eso no lo puedes definir. Esto te obliga a trabajar hasta que consigas generar un concepto abstracto claro y preciso sobre cualquier cosa. En ese momento lo habrás aprendido bien.
Un concepto definido de manera abstracta te obliga a generar claridad mental.
Esto no es fácil ni automático, pero es imprescindible. Piensa en ello como el arte de destilar: eliminar las impurezas hasta quedarte con la esencia pura.
Haz este ejercicio:
Escoge un concepto que creas entender, como “estrategia” o “liderazgo”.
Intenta definirlo en menos de 30 palabras, sin recurrir a ejemplos. Después, de 15 palabras.
Evalúa si tu definición abarca todas sus implicaciones sin dejar cabos sueltos.
Valida que la definición es buena diciéndosela a alguien y comprobando que entiende lo que dices.
Repetir hasta destilar la esencia y hacerla entendible por otros. Entonces la habrás entendido tú realmente bien.
Cuando logres este nivel de claridad, podrás enseñar, debatir y aplicar tus conocimientos con seguridad.
La simplicidad es el máximo refinamiento.
Si tienes problemas al principio, no te preocupes. La abstracción es una habilidad que se perfecciona con práctica constante. Inténtalo con conceptos pequeños y más sencillos y avanza hacia los más complejos. Verás como poco a poco podrás explicarte definiendo cosas sin dar ejemplos. Los ejemplos, a partir de ahí, serán una ayuda que utilices para pasar de lo abstracto, lo conceptual, a lo concreto, pero no los utilizarás porque no puedes definir, sino porque quieres ayudar con ejemplos a ir comprendiendo poco a poco algo abstracto.
Un ejemplo de cómo es definir vs dar ejemplos:
¿Qué es un combate?
Definición: es la lucha entre dos o más adversarios humanos, animales o de otro tipo.
Con ejemplos: un combate es, ya sabes, ¿cuando dos personas se pegan con los puños? Pues eso.
¿Ves la diferencia?
Hay gente que sólo vive en el segundo ejemplo.
Tú no vas a ser ese. Tú vas a poder vivir definiendo y utilizando ejemplos si quieres, pero no los necesitas.
Cuando era adolescente me di cuenta de que si utilizaba ejemplos era porque me costaba definir algo. Entonces tuve la intuición de que estaba compensando mi falta de capacidad para definir con la facilidad que me daba poner ejemplos. En cuanto me di cuenta de eso me obligué a esforzarme en definir y no usar nunca ejemplos.
Recuerdo que me fue más costoso al principio. Después pasaron años hasta que me acordé otra vez de que nunca usaba ejemplos al definir y que había sido una decisión consciente.
El modelo que creé es el que sigo utilizando hoy: primero defino algo, ¿qué es lo que estoy explicando, conceptualmente? Y luego digo: “esa es la abstracción, ahora les voy a dar ejemplos concretos” y hago ese doble nivel. Defino primero, ya tienes el concepto, y luego te doy ejemplos concretos para ayudar a entender.
Nunca te debes quedar con un conjunto de ejemplos como sustituto de un concepto. Ahí hay huecos. Eso no es aprender a aprender bien.
Haz el ejercicio desde mañana de no utilizar ni un sólo ejemplo cuando definas algo. Después de poder definirlo con claridad, puedes pasar de lo abstracto a lo concreto para ayudar a los demás a entenderlo.
Inversión
¿Quieres profundizar en lo que aprendes? Dale la vuelta. Literalmente. La inversión como técnica de aprendizaje consiste en imaginar cómo sería un concepto si fuera completamente opuesto.
Por ejemplo:
Si la rueda fuera cuadrada, ¿qué necesitaríamos cambiar para que funcionara?
A lo mejor para hacerla funcionar siendo cuadrada te das cuenta de que necesitas inventar amortiguadores para hacer rodar a un coche. En ese momento no sólo puedes inventar el amortiguador, sino que entiendes profundamente qué caracteriza a una rueda, por qué funciona, por qué necesita ser de la forma que es para ser óptima, etc.
¿Qué pasaría si una empresa no buscara clientes sino que los clientes la buscaran a ella?
Este enfoque abre puertas a ángulos que nunca habrías considerado. Lo opuesto no siempre es posible, pero imaginarlo agudiza tu entendimiento. A menudo, las soluciones más innovadoras surgen de invertir las premisas que considerabas inamovibles.
Ejercicio práctico:
Elige algo cotidiano, como tu método para tomar notas. Ahora imagina hacerlo al revés: obligarte a no escribir nada: en vez de escribir lo que lees, haz dibujos o diagramas. Puede parecer absurdo, pero podría revelar patrones que de otro modo pasarías por alto.
La inversión no es sólo un ejercicio mental, es una herramienta de creatividad aplicada que ayuda a dos cosas fundamentales:
Fomenta la creatividad y, por tanto, la innovación.
Te da más contexto sobre lo que estás aprendiendo: por qué es cómo es y no de otra forma, qué alternativas habría y por qué son mejores o peores, etc.
Eso hace que lo que aprendas lo aprendas de manera mucho más profunda en el sentido de que sabes más sobre ello y de que lo has logrado conectar con más cosas porque has ampliado el contexto en el que existe y eso mejora lo que aprendes.
Hablemos de conectar.
Conectar
Un conocimiento aislado es como una rama seca: frágil y condenada al olvido. Un conocimiento conectado a conocimientos que ya tienes es parte de un árbol de conocimiento robusto, con raíces profundas y múltiples ramas. Un conocimiento conectado es un conocimiento más sólido, más profundo y más completo porque tiene más contexto alrededor.
Cada vez que aprendes algo nuevo intenta conectarlo con tu árbol de conocimiento actual, aunque pueda parecer difícil o que no tiene conexión evidente. Trabaja en intentar conectar y te sorprenderá las conexiones que descubres.
Algunas preguntas para ayudarte a conectar:
¿Cómo se relaciona lo que estás aprendiendo con lo que ya sabes?
¿Qué aspectos amplía o contradice?
¿Cómo puedes aplicarlo en tu vida diaria o en tus proyectos?
Al conectar también pasan dos cosas más:
Vas generando tu propia filosofía sobre cómo funciona el mundo porque empiezas a ver las interrelaciones entre las cosas. Eso va generando una explicación coherente y consistente sobre el mundo.
Conocerás a personas que parecen integrar en una filosofía propia su visión del mundo, no importa sobre qué tema hables con ellos. Están conectando, están integrando.
Entienden aprender nuevas cosas como conectarlas a su árbol y cada vez que conectan algo tienen que asegurarse que es coherente con lo que ya había o revisar lo que ya había para que lo sea. Incluso cuando no logran esa coherencia, saben que esa rama está marcada como provisional porque no encaja con lo demás y siguen trabajando sobre ella intentando darle sentido.
Tienen su árbol marcado en verde y algunas ramas en rojo, las que aún no saben cómo encajar, pero tienen claro que es así. Seguro que conoces a alguien que funciona así y lo notas cuando hablas con él. Tú puedes hacer lo mismo.Mejoras tu creatividad y capacidad para innovar porque vas facilitando unir cosas que aparentemente no estaban relacionadas, y esa es la base de la innovación, la polinización cruzada.
Para practicar:
¿Cómo puedes conectar todo o parte del ciclo del agua con el flujo de dinero en la sociedad?
Lo que no se ve
Aprender no es sólo centrarte en el objeto principal que estás intentando aprender. También es observar lo que rodea a ese objeto. Es como el espacio negativo en una foto: el espacio positivo es donde está la persona o el objeto protagonista. El espacio negativo es donde no está.
¿Qué hay en él?
¿Qué es lo que no se ve?
¿Qué es lo que no es lo que estás aprendiendo, pero está relacionado con ello?
Descubrirás muchas veces cosas interesantes en lo que no se ve que te ayudan a aprender mejor lo que sí se ve. Esto es así porque lo que no se ve le da un contexto más rico a lo que sí se ve.
Aprender algo bien no es sólo ver el protagonista de la foto, es ver toda la foto.
Descubrirás que para aprender un asunto bien, necesitabas mirar en donde no se ve porque ahí también había claves interesantes de ese asunto. No era mirándolo directamente, sino mirando lo que era el fondo de la foto y no parecía importante.
Pregúntate esto cuando estés aprendiendo algo:
¿Qué es lo que no se ve aquí que es importante?
¿Qué hay alrededor de este concepto que no es evidente a primera vista?
¿Qué aspectos ignorados pueden dar contexto a su comprensión?
What senses do we lack that we cannot see or hear another world all around us?
Dune
Por ejemplo, cuando analizas un modelo de negocio bien no te limitas a analizar elementos protagonistas como las ventas o los productos. Haces preguntas del tipo ¿qué tipo de cultura de empresa hace posible este modelo? Entiendes el modelo, pero ¿qué hay que no se ve que lo hace posible?
Resulta que entendiendo el peso de la cultura, algo invisible en tu primer análisis, te das cuenta de que ese modelo no puede funcionar sino en una empresa con determinada cultura, no es transportable a otra sin llevar su cultura. Eso puede ser la diferencia entre hacerlo muy bien y muy mal cuando estas aprendiendo sobre ese modelo de negocio.
A menudo, lo invisible explica más que lo visible.
Para practicar:
La próxima vez que aprendas algo, dedica un tiempo extra a explorar el espacio negativo alrededor del tema. A veces, ahí están las claves que te faltaban para comprenderlo a fondo.
En el espacio negativo de las cosas, como en el arte, está la belleza del contexto. Lo que no ves puede transformar tu percepción de lo que sí ves.
Bonus:
Sigue tu interés
Aprender no es sólo procesar información, es crear una conexión emocional con ella. La neurociencia nos recuerda que lo que más recordamos está vinculado a emociones.
Esto lo sabe la neurociencia hoy, pero lo ha intuido el hombre desde los albores de los tiempos. En la edad media existían prácticas como leer partes del catecismo a niños e inmediatamente después sumergirlos en agua fría. El shock del frío generaba una emoción que hacía que se fijara mejor lo aprendido justo antes.
No te metas en agua fría si no te gusta, pero disfruta del proceso de aprender, para eso es importante que te acerques a esto lo más que puedas:
Sigue tus intereses: lo que te apasiona lo aprenderás asociado a emociones y lo aprenderás mejor.
Asocia aprendizajes con experiencias personales: no recordarás las fórmulas de física, pero jamás olvidarás cómo entendiste la gravedad al caer de tu bicicleta. Si no es viable tener la experiencia, simula, reflexiona cómo sería caerte de la bicicleta cuando estés aprendiendo la gravedad.
Potencia aprender lo que más te interesa y te apasiona. Eso generará un efecto arrastre que perfecciona tu forma de aprender y que te facilitará aprender incluso lo que menos te interese.
El aprendiz estratega
Aprender a aprender no se trata sólo de acumular datos, es ser estratégico con lo que quieres conseguir aprender. Prioriza, experimenta y ajusta.
Define:
Tu objetivo final: ¿Por qué aprendes esto? ¿Qué quieres conseguir?
Los recursos disponibles: ¿Un curso online? ¿Un mentor? Usa todo a tu alcance y distingue qué es mejor para qué cosa.
Un sistema de revisión y validación: ¿Estás aprendiendo bien? Aplica lo aprendido de las formas que te he dicho antes o poniendo el conocimiento en práctica de cualquier otra forma. ¿Qué puedes mejorar?
A veces necesitarás cambiar y ajustar hasta encontrar la forma en la que mejor funcionan las cosas para ti. Cambiar hasta encontrar cómo te funciona mejor no es perder el tiempo, es adaptación. Puede que te sirva como lo hacen otros para aprender, puede que no.
Forja tu propio método de aprendizaje probando y revisando cómo funciona lo que vas aplicando.
Aprender a aprender: tu mejor ventaja
Si sabes aprender, todas las puertas se pueden abrir.
Desde aprender un idioma hasta dirigir una empresa, pasando por relacionarte con las personas y aprender sobre ti mismo, todo pasa por saber aprender bien.
Todo lo que vayas a hacer en la vida tendrás que aprender a hacerlo primero. Aprender a aprender es un superpoder.
Mañana cuando estés aprendiendo algo, sé deliberado, no sólo consumas información. Reflexiona sobre ello a lo largo del tiempo, intenta conectarlo e integrarlo con lo que ya sabes, dale la vuelta y míralo del revés y esfuérzate en definirlo de forma clara y precisa. Notarás un avance en tu forma de aprender haciendo esto.
Nota: no hagas esto con todo. Los recursos cognitivos son muy preciados, consumen mucha energía y ancho de banda de tu vida, con lo que no puedes aplicar esto a todos los estímulos que te llegan, sino a lo que deliberadamente quieres aplicarlo.
Ten claro primero a lo que dedicas esa atención. A lo mejor descubres que 2 horas de vídeos de TikTok no eran fundamentales para tu vida o que el libro mediocre que estabas leyendo podías habértelo ahorrado.
Para aprender a aprender bien, se deliberado con lo que aplicas energía y con lo que no. Puedes leer y consumir información que no te interese especialmente, sino para pasar el rato.
Perfecto.
Con eso no apliques lo que te he contado hoy, eso guárdalo para lo que quieras aprender bien. Del resto, descansa y recupera energía para seguir aprendiendo bien lo que te interesa.
Integra tu forma de aprender con tu vida.
Aprender a aprender no es sólo una habilidad. Es una forma de vivir.
Me gusto mucho ❤️
Me gusto mucho ❤️