Gracias a los suscriptores que llevan en La Forja mucho tiempo y gracias a los nuevos que se van uniendo.
Artículos clásicos de La Forja por si no los has leído aún:
Esta semana te recomiendo estos artículos para que te pongas al día o para que los refresques:
No puedo enseñar a nadie, solo puedo hacerles pensar.
Sócrates (si hubiera escrito algo).
Paráfrasis de su enfoque para aprender.
En el artículo #46 te hablé de 5 claves para aprender bien.
Muchos me han preguntado pidiéndome profundizar en ellas. Eso me gusta porque me encanta hablar sobre aprender a aprender.
Hoy te cuento en más detalle sobre uno de los 5 elementos del artículo: la definición y su vital importancia.
El buen pensador define primero para poder elaborar después.
La trampa del ejemplo
Te han enseñado mal.
Desde pequeño te han empujado a entender las cosas por ejemplo, no por definición.
Te han educado como si pensar fuera montar muebles de IKEA: encaja la pieza A con la pieza B y copia el ejemplo. Esto es un error de tus profesores y una carencia general del sistema educativo. Es lo que es. No vas a esperar a que otro lo resuelva. Lo vas a resolver tú.
Si solo puedes explicar algo dando ejemplos, no lo entiendes.
Has memorizado casos concretos.
No has destilado esencias.
Un ejemplo aclara. Una definición revela.
La potencia de la abstracción
Aprender a definir algo sin recurrir a ejemplos es una de las formas más potentes de pensar con claridad.
Significa que has entendido la esencia de un concepto.
Has elevado lo concreto y particular a universal, lo que significa que ahora puedes entender y explicar cualquier instancia concreta de ese universal, teniendo en tu conocimiento solo el universal abstracto.
Has conseguido dos cosas:
Guardar el patrón abstracto en “tu nube” y poder descargarte cuantos ejemplos concretos del mismo quieras a tu móvil. Ahorras espacio y multiplicas capacidad de entendimiento.
Súper velocidad: no tardas nada en identificar que algo concreto es el patrón abstracto que ya conoces. No tardas nada en explicar lo que es una cosa concreta utilizando su abstracción, porque siempre es igual.
Tal es su potencia.
Potencia y eficiencia cognitiva.
Mucho resultado, poco gasto.
Aprende una vez, utiliza siempre.
Como te contaba en el #46, en mis clases o charlas, al explicar un concepto, siempre hago así:
Esta es la definición. Esto es lo que es, esta es la esencia, en estado puro.
Ahora que lo has entendido, te voy a dar ejemplos para aterrizarlo.
Y te explico por qué lo hago así: para que nadie dependa del ejemplo para entender. Para que puedan aprender lo que es.
La batalla de Sócrates: definir para conocer
La importancia de definir no se la inventó la pedagogía moderna ni la neurociencia. Viene de mucho más atrás.
Sócrates.
Tal vez te suene si lees mucho La Forja.
Sócrates fue el primer filósofo que entendió que no podías entretener la fantasía de acercarte a saber nada con mínima certeza si antes no sabías qué querías decir con las palabras que usabas.
Una de sus grandes batallas fue la definición.
Pensar bien es, primero, saber decir con precisión de qué estás hablando.
Puedes creer que estás hablando de lo mismo que la otra persona, pero en realidad están discutiendo sobre cosas distintas con las mismas palabras.
¿Te suena?
¿Te ha pasado alguna vez?
Lo que falla es que no comparten las mismas definiciones.
Sócrates se interesó en las definiciones como base para aprender:
Búsqueda del conocimiento verdadero: Sócrates preguntaba "¿Qué es la justicia?", "¿Qué es la virtud?".
Y pasaba largo rato debatiendo hasta llegar a una definición compartida.
Y a veces no llegaba.
“Mañana volveremos a vernos en el Ágora”, terminaba entonces si tal era el caso.
Había que seguir trabajando.
Puede que no se hubiera llegado a saber definir lo que algo era, pero se había dejado claro las muchas cosas que no era.
Ese es un gran avance.
Una definición es una frontera: es tan importante lo que incluye como lo que deja fuera.
Sócrates no quería ejemplos, quería la esencia.
Uso del método socrático: a través de preguntas revelaba contradicciones. Mostraba que muchos hablaban de "valentía" sin saber qué era.
Distinción entre opinión y conocimiento: para pasar de doxa (opinión) a episteme (conocimiento) necesitas definiciones claras.
Su legado fue doble:
El uso de definiciones universales.
El uso del método inductivo: ir de los casos concretos a la esencia general. A la abstracción.
Gracias a Sócrates sabes hoy que definir no es un capricho de gente técnica o de filósofos aburridos. Es el primer paso para dejar de ser un loro que repite y empezar a ser un ser humano que piensa.
Definir es decir lo que es y saber lo que no es.
Malas definiciones (y por qué son malas)
"Un combate es como cuando dos personas se pelean". No es una definición. Es una escena, que en realidad es un ejemplo.
"Innovar es como lo que hizo Apple con el iPhone". Es un caso concreto, no un universal y además es acudir a un ejemplo, no describir el concepto.
"Estrategia es como cuando una empresa elige un camino". Vago, impreciso y dependiente del ejemplo.
El conocimiento sin buenas definiciones es una casa sin cimientos.
Compáralo con esto:
Innovación: ideas nuevas aplicadas que aportan valor.
Aquí aparece otro concepto que conviene definir para no caer en el vapor de la prensa, de los explicadores de pladur, de falso techo: aportar valor.
¿Qué coño es aportar valor?
Si no lo defines, puede ser cualquier cosa. Que es de lo que vive mucho amante del pladur.
Pues en este contexto no lo es, es solo una cosa y no puede ser otra.
Aportar valor: resolver un problema.
Eso es lo que es.
Por tanto, innovación son nuevas ideas aplicadas que resuelven un problema.
Estrategia: plan formado por un conjunto de decisiones orientadas a conseguir un objetivo.
Una definición buena corta el aire. Es precisa y concentrada como un rayo láser.
Un buen filósofo define.
Un buen CEO define.
Un buen emprendedor define.
Un buen inversor define.
Definen el problema.
Definen el concepto.
Definen la acción.
Sin definición no puede haber claridad y sin claridad no puede haber dirección con criterio.
Una mente que no sabe definir es una mente que no puede decidir.
He trabajado con emprendedores que no podían explicar qué hacía su startup sin contar mil ejemplos. No tenían claro su concepto. Y si tú no lo tienes claro, tampoco lo tendrá el mercado.
He trabajado con directivos que creían tener una estrategia, pero cuando les pedías definirla sin ejemplos de campañas pasadas se les indigestaba.
Definir te obliga a desmontar todo el lego, mirar pieza por pieza y entenderla. Luego reconstruirlo y poder decir lo que es esa construcción.
Qué es.
No su aspecto.
No para qué sirve.
No a qué se parece.
No.
Qué es.
Definir te obliga a entender. Definir te enseña a pensar.
Pensar como un láser: concentrar toda la potencia en lo importante
Te das cuenta de que hay gente hablando de cosas que son elucubraciones oscuras que se autorreferencian.
Observas que especulan sin cesar, caen en el relativismo absoluto y no llegan a ninguna conclusión.
Uno (de sus muchos males) es que no pueden definir con precisión, como un láser, sino que dispersan su energía cognitiva en un área gigantesca llena de basura, en vez de enfocarla en el diamante que mide 1 centímetro.
Confundir a la gente no te hace un artista, como diría Steven Soderberg. Te hace un especulador vacío incapaz de llegar a ningún sitio y, por tanto, incapaz de generar pensamiento, filosofía, que genere resultados.
El mundo no necesita más ideas vagas. Necesita conceptos nítidos.
Ese es el lujo que se pueden dar los que viven de escribir (vivir de vivir de otros) y del Marketing de pladur (estás en el top of mind de tu cliente, aunque no veas nada en tus ingresos), no de generar ningún resultado real.
Tú puede que no te puedas dar ese lujo.
Mejor aún es que, aunque puedas, no quieras.
Tu quieres saber pensar.
Quieres aprender a aprender.
Definir bien es el primer acto de responsabilidad intelectual.
Quiero saber definir sin ejemplos. Dame algo que pueda accionar
¿Quieres entrenar este músculo?
Haces bien.
Aquí tienes por donde empezar:
Definición progresiva:
Escoge un concepto que creas que entiendes, por ejemplo "estrategia". Puede ser “pizza”. Me da igual.
Escríbelo en una frase de menos de 30 palabras.
Luego, en menos de 15.
Y por último, en una sola frase de máximo 10 palabras.
Bonus para yonkis: fuérzate a definirlo en 3 palabras.
Nunca es suficiente para mi: defínelo en 1 palabra. No un sinónimo. No. Ya sabes a lo que me refiero: “Evolución”→ “Competición” o “Evolución” → “Lucha”.
Que la realidad decida:
Dile esa definición a otra persona.
Pregúntale si entiende de qué hablas sin dar ejemplos.
Si no lo entiende, reformula. No es culpa suya. Es que tú no lo has definido bien, lo que significa que realmente no lo has entendido bien.
No hay gente demasiado tonta que no sea capaz de entender lo sublime que eres. Lo que ocurre es que no eres capaz de entender algo lo suficientemente bien para poder definirlo de forma sencilla a un niño.
Definición pura:
Prohíbete usar las palabras muleta: "como", “cuando”, etc.
Prohíbete decir "por ejemplo".
Oblígate a describir la esencia sin agarrarte a muletas.
Definir es como forjar acero. Requiere calor, presión y eliminar impurezas.
Empieza hoy y no esperes resultados en un clic.
Ya sabes que esto no es aprender de microondas. No es aprender de falso techo.
Haz el trabajo.
Dale tiempo.
Mejora.
Consigue los resultados que generarán un cambio permanente en tu forma de aprender y explicar.
Tengo más tarea para ti.
Quiero que hagas esto durante una semana, empezando hoy:
Escoge un concepto al día.
Defínelo por escrito sin ejemplos.
Explícaselo a alguien.
Ajusta hasta que funcione.
Tras la primera semana deberías darte cuenta bastante bien de cómo hasta ahora has evitado definir de forma pura y de cuántas muletas, ayudas y ejemplos tiendes a utilizar de manera automática para poder explicar algo.
La siguiente semana quiero que sigas puliendo el proceso hasta que te sientas cómodo definiendo.
Sentirte cómodo está muy bien, pero también te tienen que entender. Ya sabes que todo lo que te propongo tiene que poder funcionar en la realidad, si no, estaría recomendándote que fueras otro personaje de pladur, de falso techo, de los que abundan.
Y yo quiero lo contrario para ti.
Quiero que seas real y consigas resultados reales.
Los únicos resultados que existen.
En las siguientes tres semanas quiero que vayas puliendo tu capacidad para definir:
Sentirte más cómodo progresivamente pudiendo construir definiciones.
No me importa el tiempo que te lleve pensar y pulir una definición.
Me importa que la definición sea buena.
Esto no es comida de microondas, esto es cambiar tu forma de pensar, y eso lleva tiempo porque merece la pena.
Definir cada vez con menos palabras.
Vete haciendo más pequeñas las definiciones progresivamente.
La capacidad de síntesis es otra de las cosas más potentes de un pensador.
Asegurarte, a cada paso, de que te entienden las personas a quienes les explicas la definición.
Cada vez te tienen que entender mejor, con mayor claridad, hasta que les parezca radical y violentamente evidente lo que les defines.
El aspecto que tiene esto cuando lo haces realmente bien es explicarle la teoría de la relatividad a un niño y que te mire con cara de “claro, es evidente, ¿qué hay que entender aquí?, es obvio, pero gracias”.
Entonces sabrás que lo sabes hacer bien.
Explica progresivamente a personas con menor formación y capacidad: pasa de tu amiga la ingeniera a tu sobrina de 6 años.
Haz esto un mes y mejorarás tu forma de aprender, de comunicar y de pensar.
Después hazlo el resto de meses que tengas por delante y sigue mejorando.
Será un cambio de fondo, no epidérmico.
El ejemplo decora. La definición construye.
Cuando logres definir con claridad, enseñarás mejor, debatirás mejor, entenderás mejor. Y lo más importante: pensarás mejor.
Deja de vivir entre ejemplos. Piensa en esencia.
Es más exigente.
Es también mucho más potente.
Pensar sin muletas no es pensar solo. Es aprender a caminar sobre tus propias ideas.
Lo que más me gusta es aprender. Eso también es cierto para conocer qué te ha parecido este artículo y qué te parece La Forja.
Cuéntame eso o cualquier otra cosa que quieras decirme mandándome un correo a josefortes@substack.com.
Muy buena aportación Raúl.
Muy útil.
Lo que dice Raúl de los atributos es una forma muy potente para entender lo que es la "esencia" de algo y eliminar lo que no lo es.
Eso ayuda a entender ese algo y, por tanto, a poder definirlo.
El caso perfecto de la relación entre abstracción y esencia vs ejemplo concreto y características no esenciales es Pluto.
Todos sabemos que Pluto es un perro.
¿Por qué?
Porque captura la esencia de un perro.
Quien lo dibujó capturó la esencia de un perro, habiendo entendido sus atributos clave. Por eso al verlo tardas milisegundos en saber que es un perro.
Sin embargo, compáralo con un perro real y verás que es casi de risa que Pluto pueda ser un perro.
Le falta de todo.
Menos la esencia.
Por eso sabes que es un perro.
Otro ejemplo basado en detectar los atributos clave, como propone Raúl:
En informática, en estructuras de datos, hay una que se llama una Pila, Stack. Por cierto, Substack toma su nombre de ahí.
¿Qué es una pila?
Es una estructura de datos para almacenar elementos, poniendo unos encima de otros.
¿Cómo se utiliza?
Solo puedes poner un elemento en la cima de la pila y solo puedes insertar o sacar el elemento que está en la cima de la pila.
Ahora mira una definición más destilada basada en los mínimos atributos clave que permiten definirla:
Una pila es una estructura de datos que tiene un elemento Top, un método Push(), insertar, y un método Pop(), sacar.
Lo único que te interesa saber de la pila, realmente, para entenderla como estructura de datos y poder utilizarla, es que tiene una cima, que es el único elemento al que puedes acceder, un método con el que insertar y otro con el que sacar lo que hay en esa cima.
Gran aportación Raúl.
Hablaremos más en el futuro de la definición, la abstracción, los universales y varias cosas más adyacentes.
Gracias.
Me identifico con esa forma de enseñar muchas gracias por el articulo