Es posible que tu correo haya cortado este artículo y no lo podrás ver en su completa extensión a no ser que pinches en "Ver todo el mensaje". Si eso ocurre ya sabes lo que hacer, no te quedes sin el artículo completo.
Gracias a los suscriptores que llevan en La Forja mucho tiempo y gracias a los nuevos que se van uniendo.
Artículos clásicos de La Forja por si no los has leído aún:
Esta semana te recomiendo estos artículos para que te pongas al día o para que los refresques:
Don’t confuse recognising information with being able to recall it.
Adam Robinson
En el artículo #46 te hablé de 5 claves para aprender bien.
Muchos me han preguntado pidiéndome profundizar en ellas.
En el artículo #69 te hablé de la definición y su vital importancia.
En el artículo #70 te hablé del patrón de la inversión y como puede ayudarte a aprender lo que está en la otra cara de la moneda.
En este artículo sigo contándote más detalle sobre otro de los 5 elementos clave para aprender bien: la evocación y la repetición espaciada.
La fast food del aprendizaje
Vivimos en una era que confunde velocidad con mejor.
Consumir tres vídeos, abrir cinco pestañas más, ponerle velocidad 1.5x al podcast, a YouTube y a la vida. Todo el mundo corriendo por el conocimiento como si se tratara de un buffet libre.
Comer todo lo que puedas.
Digerir nada.
Absorber nada.
El fast food del aprendizaje lo practican los que querrían querer aprender, pero se conforman con simular que aprenden para comprar status.
El resultado es obvio: te suena todo.
No dominas nada.
La consecuencia, también:
Lo que aprendes hoy se te olvida la semana que viene.
Sabes que leíste sobre eso... pero no puedes explicarlo.
Has consumido mucho y rápido, tanto que ya no te acuerdas bien de lo que era.
Muchos creen que el objetivo de aprender es tener una biblioteca en la cabeza.
Peor aún, tener un listado parecido a una biblioteca que poder enseñar como galones.
No lo es.
Aprender es tener una herramienta útil en el bolsillo, lista para usarse cuando la necesites.
Aprender tiene que ser profundo, teórico y siempre práctico:
Entender mejor el mundo.
Poder realizar lo que tienes interés en hacer.
Tomar mejores decisiones.
No importa cuántos libros lees, sino cuántas ideas usas.
Evocar es mejor que releer
Traer lo que estás aprendiendo otra vez a tu mente es una de las mejores formas de aprender bien.
Una y otra vez.
Conquista la cima y vuelve a subirla.
No es castigo: es refuerzo.
La evocación es el acto de recuperar activamente una idea, un dato, un concepto, de tu memoria a largo plazo y traerla a tu memoria de trabajo.
Eso es lo que es técnicamente.
Es el momento en el que haces un esfuerzo por recordar algo y volver a “trabajarlo” en tu mente sin tenerlo delante. Sin leerlo de nuevo.
Evocar no es recordar. Es trabajo activo con los conceptos. Es más parecido a entrenar.
La neurociencia ha comprobado que cada vez que evocas algo, lo haces más fuerte.
Lo conectas mejor.
Lo entiendes más profundamente.
¿Por qué?
Este método refuerza las conexiones que el nuevo conocimiento que estás aprendiendo establece con tu conocimiento previo, lo que lo solidifica.
Evocar, traer a tu memoria de trabajo desde tu memoria a largo plazo y volver a reflexionar sobre algo que quieres aprender es más costoso que releer y mucho más que no volverlo a trabajar nunca más.
También es más profundo y duradero.
Repetir espaciadamente es mejor que un atracón en un día
El gemelo complementario de la evocación es la repetición espaciada.
Esta técnica se basa en distribuir esas evocaciones en el tiempo. No lo evocas y trabajas todo hoy. Lo haces varias veces en el tiempo a intervalos diferentes.
Piensa en pensar en algo hoy, cuando lo intentas aprender.
Hoy, dentro de 2 horas.
Hoy, dentro de 5 horas.
Mañana.
Tres veces.
Pasado mañana.
Tres veces.
La próxima semana.
Un día.
Dos veces.
En tres semanas.
Un día.
Una vez.
Dentro de 2 meses.
Un día.
Una vez.
Eso es la repetición espaciada.
La evidencia científica ha demostrado que esta forma de trabajar lo que quieres aprender supera a cualquier forma de atracón o sentada de un día que puedas hacer.
Intuitivamente creo que lo sabes. No hacía falta la ciencia para eso.
Pero la tienes también.
Los que lo hacen bien, hacen esto sin saberlo
¿Has conocido a personas que parecen retener más y mejor lo que quieren aprender?
Incluso retienen mejor cualquier cosa: lo que leen, lo que conversaron con alguien hace 25 años, pudiendo repetir frases literales sin esfuerzo.
No lo hacen sólo porque tengan mucha capacidad, que seguramente la tienen, sino por algo de lo que puede beneficiarse todo el mundo, tenga la capacidad que tenga.
Muchos, de forma innata, evocan muchas veces cosas que les interesan, es decir evocan y aplican repetición espaciada.
No tienen una memoria mágica.
Tienen una técnica superior.
Hay personas que son más reflexivas que otras.
Reflexionan sobre las cosas que les interesan y hasta sobre las que no les interesan.
Lo hacen de forma natural.
Si una persona ha reflexionado 100 veces sobre una cosa y tu solo te has expuesto una vez a ella, es muy difícil que lo superes en aprendizaje profundo y duradero, independientemente de las capacidades de cada uno.
Además, esa persona puede haber leído esa cosa solo 1 vez y tu 3.
Pero esa persona lo ha traído a su memoria de trabajo 100 veces en 3 meses y tu 4: las 3 que la leíste y cuando te pregunto un amigo por ello.
Como ves, es engañoso eso de:
“Es que tiene una memoria mucho mejor que la mía y lo retiene todo, aunque solo lo lea 1 vez.”
Puede que no sea eso exactamente lo que está pasando.
Ahora piensa que alguien no sólo reflexiona, sino que se obsesiona. Ya no son 100 veces en 3 meses sino 1.000 en 3 años.
¿Ves ya la gigantesca bola de nieve negra que va a sepultarte sin posibilidad de que puedas ni mantener una conversación introductoria con esa persona sobre algo que haya “trabajado” así?
Lo bueno es que si no lo haces de forma natural, esta técnica está disponible para ti también como práctica deliberada.
Quienes son muy reflexivos, y tú, haciéndolo deliberadamente, evocan y trabajan conceptos durante largo tiempo espaciadamente.
Eso toma formas como:
Traen de vuelta lo que han aprendido varias veces, días después.
Hablan de ello con otros, para explicarlo mejor y ver sus propias grietas.
Enseñan, en no pocos casos, porque saben que enseñar es la versión pro de aprender.
Si no puedes explicarlo de forma sencilla, no lo entiendes.
Evocación para trabajar conceptos y hacerlo muchas veces durante largo tiempo.
Esa fórmula funciona.
Ves aquí fácilmente otra razón por la que te he contado ya lo absurdo, lo ofensivo que es para quien practique una higiene intelectual básica, que es la fast food de la comida rápida también en la forma de leerse un libro a la semana.
Piensa como un herrero en la forja del aprendizaje
Aprender no es algo con lo que señalizar virtud y ganar status.
El conocimiento no es para decoración.
Es herramienta.
Si quieres forjar herramientas útiles, necesitas golpearlas cuando aún están en hierro candente con el martillo de la evocación y la vehemencia de la repetición.
Un concepto no se queda contigo por leerlo y repetirlo como un loro varias veces. Se queda por lo bien que sabes trabajarlo al evocarlo y el número de veces que lo haces.
Eso es evocación + repetición espaciada: no esperar a que el conocimiento se quede, sino traerlo de vuelta hasta que ya no quiera irse.
No necesitas una gran memoria. Necesitas un sistema para volver a pensar lo importante.
La batalla se gana en la evocación y repetición
¿Recuerdas ese concepto que leíste una vez y que te fascinó?
Exacto.
No lo recuerdas.
Eso es lo que pasa con la exposición sin evocación y sin repetición espaciada: se esfuma.
Por cierto, acabo de describir una clase canónica y a un estudiante canónico del sistema educativo:
1.- Exposición.
2.- Nunca se evoca.
3.- Nunca se repite esa evocación.
4.- Atracón en uno o varios días para el examen.
5.- Nunca evoca más.
6.- Olvido del 90%.
El retener lo aprendido te elude como el olor de un perfume de marca blanca aguado.
La evocación más repetición espaciada es la diferencia entre “me suena” y “lo domino”.
Entre “eso lo vi” y “eso lo explico”.
Entre “leer libros” y “usar ideas”.
El aprendiz absurdo busca parecer que aprende para ganar status o pasar alguna prueba. El aprendiz estratega busca permanencia.
¿Quieres retener más?
Aprende menos hoy, pero mejor.
¿Quieres saber más?
Habla de lo que aprendes, aunque te equivoques.
¿Quieres dominar un tema?
Enséñalo a otros y vete puliendo tu propio entendimiento en el proceso.
Evocas y repites.
Vuelves a hacerlo.
Esa es la diferencia entre estudiar y aprender. Entre conocer y saber usar.
El método clásico te seduce, como el lado oscuro. La evocación activa más repetición espaciada te hace más potente.
Cómo convertir una idea frágil en una fortaleza mental
Tienes un concepto.
Lo aprendiste en un libro, en una clase, en un vídeo.
¿Y ahora qué?
Ahora trabajas con él.
Porque si no lo haces, no tienes un concepto: tienes un recuerdo efímero.
Así que pon esto en práctica para generar resultados.
Aquí tienes un sistema que puedes aplicar desde hoy mismo:
Paso 1: Evoca tras la primera lectura
Horas después o al día siguiente de trabajar en aprender algo, siéntate y escribe todo lo que recuerdas sobre ello.
Sin mirar.
Puede ser incómodo.
La incomodidad bien vale el precio de aprender bien.
No va a ser perfecto, pero la ciencia prueba que será más efectivo que releer.
El esfuerzo de hacer la evocación consolida mejor lo que sabes que releerlo.
Al hacer esto sabrás:
Qué has interiorizado.
Qué has olvidado.
Qué no entendiste del todo.
Y entonces sí puedes releer y corregir.
Paso 2: Hazlo espaciado
No te des un atracón de una sentada y luego no aparezcas más. Tampoco repases varios días seguidos releyendo lo mismo.
Hazlo así (adapta el calendario de espaciado cuando vayas conociendo como te funciona mejor):
Día 1: evocación inicial. Varias veces.
Día 3: segundo intento, ajusta. Varias veces.
Día 7: refuerzo más profundo. Varias veces.
Día 14: revisión definitiva. Una vez.
¿Te parece mucho?
Lo es.
Pero es más eficiente que leer tres libros y no recordar nada.
Recuerda también que un reflexivo que le encante aprender va a hacer eso 20 veces más durante 10 veces más tiempo.
Un obsesionado, lo hará 1.009 veces más.
Tú puedes consolidar lo que aprender como ellos haciendo esa práctica de forma deliberada, aunque no te salga de forma natural.
Paso 3: Cuenta lo que has aprendido
Elige a alguien y cuéntale lo que has aprendido.
Hazlo sin apuntes, con tus palabras.
Cuanto más simple, mejor.
Cuanto más claro, más útil.
Y si te dice “no lo entiendo”, no te ofendas: agradéceselo. Te está mostrando tu punto ciego.
No lo has aprendido hasta que alguien más puede aprenderlo gracias a ti.
Paso 4: Enseña formal o informalmente
Si puedes, enseña.
No hace falta tener un aula y dar clase.
Monta un vídeo.
Escribe un hilo.
Prepara una charla informal para tus amigos.
Lo haces por ellos, que están deseando aprender como tú sobre tus oscuros y frikiantes intereses (seguro) y también lo haces por ti.
Enseñar es el cemento armado del aprendizaje.
Explicar es reforzar. Reforzar es dominar.
Más tarea práctica de baja fricción
Haz esto durante una semana y dime si no cambia tu forma de aprender:
Escoge una cosa que quieras aprender cada día.
Al día siguiente, intenta escribirla sin mirar.
Luego explícasela a alguien.
Luego a alguien más o a un grupo de amigos.
Marca el calendario para repetirlo a los 3, 7, 14 y 30 días.
Observa cuánto mejor lo entiendes y retienes con precisión el día 30 respecto al día 1.
Hazlo con una cosa al día.
No más.
La clave no es abarcar más, pero no aprenderlo bien. Es aprender mejor.
Tu sistema de evocación empieza hoy.
No dejes que esto se pierda en tu memoria a corto plazo.
Lo que más me gusta es aprender. Eso también es cierto para conocer qué te ha parecido este artículo y qué te parece La Forja.
Cuéntame eso o cualquier otra cosa que quieras decirme mandándome un correo a josefortes@substack.com.
Qué importante enseñar lo que aprendes… por eso mando una sección de mi newsletter es “Lo que he aprendido esta semana”, me sirve casi más a mi que a la audiencia
Qué buena, Jose.