#55 - Juega a tu favor - Parte 2: por qué creé una consultora e invierto en startups
Jugar a lo que tienes ventaja no es la mejor opción, es la única opción.
Gracias a los suscriptores que llevan en La Forja mucho tiempo y gracias a los nuevos que se van uniendo.
Artículos clásicos de La Forja por si no los has leído aún:
Esta semana te recomiendo estos artículos para que te pongas al día o para que los refresques:
“Play to your strengths."
"I haven’t got any," said Harry, before he could stop himself.
"Excuse me," growled Moody, "you’ve got strengths if I say you’ve got them. Think now. What are you best at?”
Harry Potter
Hoy te quiero recomendar Rumbo al éxito, la newsletter de Víctor Garcés. Víctor es un emprendedor digital y ex nómada digital que ha trabajado desde medio mundo. En Rumbo al éxito encontrarás conocimiento práctico muy útil para emprendedores que empiezan y, especialmente, los interesados en negocios digitales unipersonales, porque Víctor cuenta lo que ha venido haciendo estos años y lo comparte en abierto.
Víctor también es el fundador de Club del Dinero y de Invierte Joven, donde tienes muchos recursos sobre gestión financiera, ahorro, inversión y negocios online en forma de artículos, herramientas y una comunidad de gente interesada en los mismos temas.
Échale un vistazo, lo encontrarás muy valioso.
En la primera parte de esta serie te dije que jugaras a favor de lo que eres, de cómo eres y de tus fortalezas. Eso es lo que te hace único y te diferencia de los demás. Te dije que lo primero era conocer cómo eres. Necesitas conocer tus fortalezas, debilidades e idiosincrasia. Eso llevaba a “conócete a ti mismo”, que nos regaló Sócrates, y yo aún no he sentido la necesidad de decir que se equivocaba en eso.
Trabaja en eso. Pero cuidado. Estas son el tipo de cosas que:
Se entienden fácilmente.
Ponerlo en práctica es jodido.
Sacar conclusiones válidas lleva tiempo y es más jodido.
Interiorizar esas conclusiones: has interiorizado algo cuando lo aplicas a tu vida. No es solo entenderlo. Interiorizar el conocimiento que vas teniendo claro sobre ti mismo es mucho más jodido.
Te vuelvo a animar a que fabriques tiempo para pensar en esto. Empieza el camino o avanza si ya estás en él. No va a ser tiempo perdido, sino vida ganada.
Es más importante saber cómo eres y cómo quieres vivir que ser muy bueno en lo que ni siquiera era tu vida. Hacer bien algo irrelevante para ti, sigue siendo irrelevante.
Niebla e intuición
He tenido una suerte en la vida bastante importante: la mayor parte de las decisiones sobre qué dirección seguir en mi vida ni siquiera las he tomado. Se han materializado delante de mí de entre la espesura de la niebla mientras recorría un camino. Ante la claridad de la visión, era obvio cuál era mi siguiente movimiento.
Con el tiempo, con los años, lustros y décadas, me he ido conociendo mejor a mí mismo, y sigo conociéndome. Ya tengo claro que ese es un proceso que dura toda la vida. Vas cubriendo superficie y tienes que descubrir menos cada vez, pero sigues descubriendo y no vas a abarcar nunca toda la superficie.
No todas las decisiones que he ido tomando estuvieron basadas en un fantástico autoconocimiento, pero sí en una clara intuición que ha disipado la niebla antes de que llegue al cruce de caminos. Por eso no he tenido que decidir la mayoría de las veces. Con el tiempo, el peso de conocerme mejor se fue sumando a la intuición. Nunca la sustituyó. Fui añadiendo razonamiento a por qué era mejor decidir una cosa que otra.
Mucho del aprendizaje sobre cómo soy y cómo puedo jugar a mi favor también ha venido tras tomar decisiones por intuición. Luego entendí por qué tenían sentido.
Todo esto es un ciclo que se retroalimenta:
Trabaja en conocerte a ti mismo.
En paralelo: avanza en la vida. Tomar decisiones. Prueba cosas. Sigue moviéndote. No puedes esperar a que todo se aclare por completo. Tienes que ir descubriendo y mejorando cómo jugar a tu favor mientras te mueves hacia adelante.
Aprende de las decisiones tomadas. Mejorarás tu conocimiento de ti mismo tanto si fueron acertadas como si no.
Repite.
Casi nadie llega al punto 4. Si llegas a él, estarás en el percentil 99 de la humanidad respecto a saber cómo eres y a trabajar deliberadamente en alinear tu vida con ello. La mayoría ni siquiera reflexiona sobre esto, mucho menos puede avanzar por esos pasos.
El 99% vive en piloto automático. El 1% piensa y actúa.
Alinéate con lo que eres
En 2016 decidí irme de la empresa que dirigía. Era una consultora tecnológica. La había abierto en un nuevo territorio como parte de la expansión de un grupo empresarial. Habían pasado 3 años y los objetivos se habían cumplido: no sólo entrar en ese mercado, sino conseguir ser líderes en él. En 2024, ese grupo empresarial se vendió por 30 millones de euros. Se creó mucho valor y se capturó parte de ese valor.
¿Por qué me fui de esa empresa si crecía y ya se había cumplido la misión de colocarla como líder en su mercado?
Porque me aburría.
El aburrimiento es una señal que te envía la estabilidad, no la realización personal.
Siempre he sido más creador que ejecutor.
Hay personas con un perfil ejecutor. Les gusta mantener el rumbo de un barco que ya va a velocidad de crucero. A otros les apasiona la fase de creación, en la que todo está por resolver y hay incertidumbre.
Yo soy de los segundos.
Ese año le dije a mi mujer en enero que me iba a ir. Me fui el 1 de junio. Mi segundo hijo nació ese mismo mes.
No fue esa la única empresa de la que me fui. Ya me había ido de una gran empresa, el mayor multifranquiciado de moda de España, donde era director de innovación. Recuerdo que algunos no entendían cómo alguien se iría de "una silla de las que hay pocas". Pero eso es porque creen que es más valiosa la silla que ellos. Tras cinco años, me fui el mismo mes que nació mi primera hija.
No lo hacía adrede. Por si lo estás pensando. Fue coincidencia, pero ¿vas viendo un patrón respecto a lo que considero seguridad y riesgo?
Seguridad es saber ganarte la vida, no tener un buen puesto en una empresa. Riesgo es no saber ganártela, no irte de un buen puesto en una empresa.
Cambia de juego hasta que juegues solo al que puedas ganar
Hay una serie de hechos que conozco sobre mí mismo sobre los que puedo apoyar la palanca de la ventaja:
Prefiero crear y resolver un problema cuando hay incertidumbre. Diseñar, lanzar y estabilizar el modelo hasta que navegue en aguas tranquilas.
Soy bueno ejecutando mientras me divierte. Lo soy durante un tiempo finito. El que se tarda en llegar a navegar en esas aguas tranquilas. Después me aburre. No puedes ser muy bueno en lo que te aburre.
Me interesa hacer cosas nuevas. Me interesa buscar nuevos juegos que jugar, no jugar siempre al mismo. Aprendo juegos. Hago que funcionen cuando me sale bien. Salgo de ellos si no me funcionan. Busco nuevos juegos.
Lo que más me gusta es aprender. Cuando ya he aprendido a jugar a un juego y lo he jugado lo suficiente, me aburre. Por eso busco nuevos juegos que jugar. Seguir aprendiendo.
Soy muy bueno aprendiendo. Aprendo muy rápido y, más importante que eso, aprendo de forma profunda. Me interesan especialmente los fundamentos y las abstracciones que luego se concretan en instancias concretas. Te recomiendo esa forma de aprender y te iré hablando sobre ello más veces. Desde niño, aprendí con facilidad. Siempre destaqué por eso. Con el tiempo, fui potenciando más esa máquina. Creé mi propia forma de aprender al ver lo nefasto que es el sistema educativo y la enseñanza en general.
Aprender rápido te hace avanzar. Aprender profundamente te diferencia.
Lo que más me gusta es aprender. Menos mal que soy bueno aprendiendo. Si alguna de esas dos cosas no estuviera alineada, no me habría servido como ventaja. Algunos dicen que suele gustarte lo que se te da bien y viceversa.
Todo esto no lo he elegido. Simplemente es así.
Lo que te diferencia no siempre te gusta, pero siempre te define.
¿Qué sabes tú de ti mismo sobre lo que te puedas apalancar para generar tu ventaja?
Conocer cuáles son tus ventajas es lo que hace que puedas elegir jugar a tu favor. Es una de las cosas más importantes que puedes averiguar en tu vida. Invierte tiempo en descubrirlo.
Busca juegos donde tus fortalezas sean ventajas y tus debilidades no importen. Incluso donde tus debilidades sean ventajas. Sí, eso puede hacerse: aburrirse rápido puede ser una desventaja en un juego. Se transforma en ventaja en juegos que se basan en procesar cosas nuevas constantemente.
La otra opción es querer cambiarte a ti mismo y darte cuenta de que no puedes.
Buena suerte con eso.
Empujarás en una dirección durante un tiempo, intentando encajar un triángulo en un círculo. No lo conseguirás.
O cambias de juego para poder jugar a tu favor, o vivirás una vida miserable, sin saber qué coño falla.
Startups. Emprender de nuevo.
Había emprendido de forma amateur cuando aún estudiaba en la universidad. Después, tras algunos años trabajando para otros, volví a hacerlo. Creé mi primera empresa "seria" cuando era un veinteañero. Con un socio. En la crisis de 2008 cerré esa empresa. El mercado era muy volátil y yo era un novato en los negocios. Eran tiempos que percibí que requerían más rayas en el escudo de las que yo tenía.
Evalué, llegué a la conclusión de que ese no era el juego en el que podría ganar en ese momento y cambié de juego.
Un mal juego nunca se gana, aunque seas el mejor jugador.
Un cliente me hizo una oferta cuando le dije que íbamos a cerrar y ahí empezó la etapa directiva que ya te conté.
Avanzamos otra vez hasta 2016 y esa etapa directiva tocaba a su fin. La empresa ya navegaba por aguas tranquilas y avanzaba. Eso empezaba a dejar algo de espacio mental y energía disponible mientras las cosas funcionaban cada vez mejor.
¿Y qué pasa con una persona como yo cuando lo que consume todo tu foco empieza a bajar? ¿Qué pasa cuando hay un poco de espacio para pensar en algo que no sea conquistar territorio?
Pues que empiezas a pensar en otras cosas.
Cuando tienes que construir, levantar del suelo y dirigir una empresa, tienes que dar el 100% o no funcionará. No existe espacio mental ni energía para nada más.
Precisamente, cuando empezó a haber espacio, se me ocurrieron cosas y me fui a ponerlas en marcha. El espacio y la energía disponible se unieron a mi evaluación de haber cumplido lo que me había marcado para mí mismo y de la misión para la que habían confiado en mí.
Entonces me entraron unas ganas tremendas de volver a emprender. Tenía varias ideas de negocio, no solo una, que quería llevar a cabo.
Así que me fui a la nada: a la puta calle a crear algunas startups como fundador, con mi inversión. Cero ingresos. Varias ideas de negocio e inversión para darles una oportunidad y un tiempo para que pudieran funcionar.
El mismo día que me fui (literalmente ese día) alguien me preguntó a dónde me iba. Le dije que a ningún sitio, sino a crear mis startups. Ese mismo día, ese alguien me propuso que me uniera a él en alguna de sus startups como socio. Lo hice a la semana siguiente.
Te habrás dado cuenta ya aquí de una cosa que llama la atención. Me la llama a mí claramente porque estoy entrenado para que me la llame. A lo mejor a ti no, pero a los que invertimos en startups nos salta a la cara como en el facehugger de Alien.
Te estoy diciendo que, al irme, no solo creé una startup. Creé varias a la vez. Además, invertí y me involucré en otras de gente muy potente que me ofreció la oportunidad.
Eso, querido amigo, no es el perfil de emprendedor en el que yo, ni nadie, querría invertir. Esa es una persona muy curiosa que, tras años de picar piedra en una sola cosa con el foco puesto al 100%, ahora quiere probar todos los platos del menú degustación.
Por qué creé mi consultora
Bien. En ese proceso y trayecto ocurrió otra cosa más: había gente que me buscaba y me pedía cosas:
- ¿Puedes ayudarme a elegir con qué líneas de negocio deberíamos crecer en mi empresa?
- ¿Puedes hacernos un plan de desarrollo de negocio?, queremos expandirnos y sabemos que tú has vendido como un hijo de la gran puta.
- ¿Puedes ayudarnos a definir hacia dónde debería ir nuestra empresa en los próximos años con un plan estratégico?
- ¿Puedes ayudarnos a entender cómo innovar en nuestro negocio para decidir qué nuevos casos de uso deberíamos perseguir con nuestro producto?
- ¿Nos haces un plan financiero?
Pues mira, me gusta ver cosas variadas y me gusta ganar pasta. Así que me cuadra. Gano dinero antes de que se me acabe el mío, puedo seguir financiando este ecosistema que gana dinero en un lado y lo pierde en otro, y me gusta ayudar con una cosa diferente que tengo que resolver.
Hago una consultoría puntual.
Dos.
Tres.
[Pasan algunos meses]
Trabajo 7 días a la semana entre las consultorías para terceros y el trabajo para las startups.
Decido que no puedo seguir haciendo consultoría yo solo porque trabajo todos los fines de semana. Tengo demasiados proyectos y digo poco que no. Necesito a gente que me ayude.
Creo mi consultora para hacer consultoría con más equipo: LAUREON.
¿Has notado esto también?
Los que invertimos en startups lo distinguimos a 100 Km. Aquí tienes a un tipo que está como fundador en varias startups. No gana más con la consultoría porque no tiene manos. Así que crea una consultora para tener un equipo y ganar más.
Yo jamás invertiría en alguien así. Lo tengo claro.
El caso es que en aquella época no lo tenía tan claro y sí invertí en alguien así: en mí mismo. Estaba haciendo lo que quería en ese momento. Varias bolas en el aire a la vez. Un circuito que se arranca con inversión propia y después se financia a sí mismo con el negocio que genera. Todo bien, me divertía.
Avanzamos algo en el tiempo y la decisión sobre un cambio se materializa sola de entre la espesura de la niebla. Yo no decido nada. Va ocurriendo. Cada vez me voy desvinculando más de las startups, delego mi rol y empiezo a transicionar al rol de Advisor. En algunas participo de forma ejecutiva, en otras ya no. Llega un punto donde ya no participo en ninguna a nivel ejecutivo, sólo invierto y asesoro. Voy derivando mi tiempo y energía a mi consultora y a analizar nuevos proyectos que me presentan como inversión.
Un día, me dice un amigo y socio:
- Bueno, tú que desprecias a los consultores porque dices que venden papel sin haber creado nada ni ejecutado nada ni haberse jugado nada con ello en su vida: ahora eres consultor, ¿no?
Eso me sentó peor que si me hubiera llamado traficante de drogas en puertas de colegios.
- No, yo no soy consultor. Yo soy un emprendedor y directivo que hace consultoría.
Call it what you want.
I call it a dirty fucking trick.
The Hateful Eight.
- Si la mayor parte de tus ingresos viene de hacer consultoría, serás consultor, ¿no?
Estaba claro.
La decisión se materializa otra vez de entre la espesura de la niebla. Yo no decido nada. Soy consultor y tengo una empresa de consultoría. Dedico el 80% de mi tiempo a eso. El 20% a analizar Dealflow e invertir en startups que crean otros. También mantengo las empresas que fundé hasta que definan su futuro. Apoyo a los equipos que ejecutan como asesor.
Eso es lo que es y lo que debe ser porque se alinea con lo que me gusta.
Ese es un juego en el que juego a mi favor, en el que se me premia por:
Ser curioso y querer ver varios proyectos a la vez.
Resolver problemas con creatividad. Me permite aplicar lo que sé y lo que aprendo.
Querer estar en diferentes tipos de proyectos. Diferentes problemáticas. Clientes privados y públicos. Startups, empresas consolidadas, multinacionales o gobiernos.
Aburrirme de hacer lo mismo siempre. Esto podría ponerme en desventaja en otro trabajo. Es una ventaja en este. Me aburro de hacer siempre lo mismo. Tráeme otro problema.
Tener interés por muchos campos. Mucho de lo que aprendo de los campos más dispares lo conecto con lo que hacemos. Eso aporta originalidad, algo importante para nosotros en LAUREON. Se me recompensa por aprender lo que sea. Eso sería dispersión inservible en otra profesión. Aquí me da ventaja por las cosas diferentes que puedo plantear.
Utilizar la máquina de aprender que he ido puliendo durante décadas. Asimilar cosas nuevas muy rápido y plantear diferentes posibles soluciones es una gran ventaja en lo que hago. En otra profesión, esa máquina de aprender no me haría falta. No me daría ventaja. La contabilidad no ha cambiado mucho. En los últimos 100 años.
Explorar y estar en cosas diferentes. Aportar sinergias, proveedores, ideas, expertos, etc., en los proyectos en los que trabajamos. Dedicar tiempo a estar en varias cosas me penalizaría en otro trabajo. En este, es parte de mi ventaja.
Emprendedor, directivo e inversor. Eso nos da una ventaja tremenda y nos separa de las consultoras que venden papel porque ese es su modelo de negocio. No soy sólo yo. En LAUREON hay varias personas así. Si nunca has creado ni ejecutado nada, no conoces la viabilidad real de tu propuesta. No puedes ponderar bien los riesgos. Tampoco estás acostumbrado a pensar de forma innovadora, como debe hacer un emprendedor en una startup. Simplemente no tienes ese background. Eso es una ventaja para mí. Con startups en las que he perdido hasta la camisa he aprendido cosas que luego he aplicado muchas veces. Soy consciente de que sería imposible hacerlo sin esos errores y aprendizajes. Esa pérdida de inversión y esa startup que no funcionó serían una desventaja neta. En realidad son un positivo neto, solo que cuando le di un mayor espacio de tiempo.
Llegados a este punto, está claro que no todo estuvo perfectamente planificado. Me fui moviendo y siguiendo mi interés porque ahí es donde están los juegos en los que puedo tener ventaja. Mi trayectoria ha sido más bien intuitiva. La diferencia es que, cada vez, comprendo mejor por qué hago lo que hago y cómo encaja con lo que soy. Me voy alineando cada vez más con mi propia esencia.
Invierto en startups como Business Angel y a través de fondos de capital riesgo. A estas alturas ya sabes por qué, pero te lo cuento en otro artículo.
Escribo, doy clases, charlas y me gusta comunicar. A estas alturas ya sabes por qué, pero te lo cuento en otro artículo.
Ahora hablemos de lo que puedes hacer tú. Quiero que un día me puedas contar lo que haces y que sepas por qué.
Cómo aplicar estas ideas a tu vida
Ahora que has leído todo el artículo, espero que quede clara una cosa: me dedico a lo que, por mis características y gustos, son juegos en los que juego a mi favor. No siempre lo hice sabiendo de forma racional al 100% por qué tomaba esa bifurcación en el camino, pero siempre lo supe de forma clara como intuición. Cada vez fui entendiéndome mejor y sigo en ello. La base es que solo me interesan los juegos donde pueda usar mis ventajas. Sigo aprendiendo y eligiendo mejor los juegos que van a mi favor y descartando los otros.
Eso es lo que quiero que hagas tú.
Si no cambias de juego cuando va en contra de ti, el juego acabará contigo.
Échale un pensamiento a eso. Utiliza el método de arriba, el que tiene los pasos a seguir. Esto no se hace en dos días. Lo vas a ir perfeccionando, pero si solo te quedas con que no puedes jugar a lo que vaya en contra tuya porque vas a vivir mal, sin que te guste lo que haces y sin poder ser bueno en ello, ya tienes lo principal para construir lo demás.
En mi ejemplo ves a una persona real, un proceso y el por qué me dedico a lo que me dedico. A lo mejor podrías verme sin tener en cuenta esto que te he contado hoy y querer hacer lo mismo tú, dedicarte a lo mismo. Pero ahora que sabes esto, a lo mejor te das cuenta de que estos juegos que van a mi favor no van a favor tuyo y no debes jugarlos, sino jugar a otros. Yo tampoco querría jugar a juegos que tú sí puedes jugar haciéndolo a tu favor.
Fíjate en un último detalle que se ve a la legua: ni si quiera digo "juego" en singular. Para mí es alienígena dedicarse sólo a una cosa. Sin embargo, la mayoría de la gente juega sólo a un juego, no a varios. Ten esto en cuenta también.
Vamos dejando pistas de cómo somos en cada cosa que hacemos. Fíjate en tus pistas.
Jugar a tu favor no significa un camino sin esfuerzo, sino invertir tu energía en entornos donde tus características se conviertan en ventajas naturales.
Lo que más me gusta es aprender. Eso también es cierto para conocer qué te ha parecido este artículo y qué te parece La Forja.
Cuéntame eso o cualquier otra cosa que quieras decirme mandándome un correo a josefortes@substack.com.