#65 - El juego exponencial
No puedes esperar resultados excepcionales jugando a juegos normales.
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Artículos clásicos de La Forja por si no los has leído aún:
Esta semana te recomiendo estos artículos para que te pongas al día o para que los refresques:
An exponential growth is a simple doubling. One becomes two becomes four.
Peter Diamandis
La vida puede ser vista como muchas cosas. Entre todas ellas, también es un juego.
Pero no un solo tipo de juego.
Puede ser un juego constante, lineal… o exponencial.
La mayoría de la gente juega el juego de su vida sin saber a qué está jugando. Juegan en piloto automático, representando su papel en el tablero en el que alguien los puso.
Creen que es el único juego posible e intentar ganar.
Y si no sabes a qué juego estás jugando, mucho menos vas a poder ganar.
Lo curioso del juego de la vida es que:
Lo más difícil no es jugar bien; es saber a qué coño estás jugando.
Velocidad de escape
Recuerdo que cuando era joven tenía muy poco capital social e iba a eventos de networking. Había algunos que se hacían hasta con registro por correo y eran por la noche. Donde fuera.
Qué loco me parece ahora salir de la comodidad de mi casa, con la familia, y pensar en ir por la noche a conocer gente de negocios.
No conocía a casi nadie. Hablaba con uno para conocer a otro y así ir abriendo puertas.
Sabía que era bueno en lo mío. Pero nadie me conocía.
Si eres bueno y nadie lo sabe, es como si no lo fueras. No puedes ponerlo en marcha.
Tenía que ponerme en el mapa.
La parte más jodida del juego es despegar.
Salir de la atmósfera.
Vencer la gravedad.
Eso es lo difícil.
Eso es lo que casi nadie logra.
La mayoría de las personas que se lo proponen no logran alcanzar nunca la velocidad de escape. La que te permite escapar de vivir para trabajar, no necesitar el salario a final de mes para sobrevivir y tener excedente para comprar espacio, tiempo, capacidad de crear, o lo que sea que cada uno quiera hacer con ese excedente.
Es muchísima la energía que hace falta.
Es muchísima la perseverancia.
Perseverar en la oscuridad de no tener una red que te conozca ni tener los años de trabajo de calidad a la espalda que hayan construido una reputación.
Lo normal es que la mayoría de la gente se quede jugando un juego constante: al llegar al mundo profesional, alcanzan un nivel al inicio de su carrera y en él se mantienen de forma constante hasta terminar su periplo profesional.
Algunas personas son capaces de poner a girar su bola de nieve y aportarle la suficiente energía entre talento, actitud y conexiones, que empiezan a jugar un juego lineal. Ascenso en el mundo profesional, moderado, pero constante. Mejora, moderada, pero constante. Aumento de oportunidades para capturar más valor (dinero, por simplificar) porque crea cada vez más valor, de forma moderada, pero constante. Cuanto más tiempo pasa, más crece.
Ese es un gran sitio para estar. Te felicito si estás ahí.
Hasta llegar a la meseta del profesional del juego lineal, donde se llega a una capa de la atmósfera desde la cual ya no se puede subir con ese nivel de energía.
No es suficiente con un avión. Hace falta un cohete.
Luego está la opción más improbable. Algunas personas son capaces de generar tanta energía, creando una barbaridad de valor y conquistando territorio durante tanto tiempo que logran alcanzar la velocidad de escape. Eso les permite ponerse de relieve y emerger de entre todas las figuras indistinguibles e intercambiables aplastadas contra el suelo. También sobrepasan a los aviones que vuelan a poca altura del suelo con los brillantes fuselajes de sus carreras profesionales lineales y exitosas que les permiten ver las ciudades desde arriba.
Cuando pasan con el cohete rugiendo con llamaradas de fuego al lado de los aviones, el zarandeo es tal que unas buenas turbulencias parecen la tranquilidad de un SPA. A las figuras indistinguibles les parece un terremoto por la vibración que provoca el despegue en el suelo al que están pegados. Para el que va en el cohete, el crecimiento es tan grande que el suelo, los aviones y las ciudades le parecen maquetas en cuestión de segundos. En minutos ya está saliendo de la atmósfera hacia el espacio exterior. Allí hay otros cohetes, satélites, estaciones espaciales y planetas hacia los que ir.
Su vida es ya un juego exponencial.
Exponencial no es solo "mucho"
Quiero que tengas muy claro cómo funciona matemáticamente una función exponencial vs una lineal. Entiendo que mucha gente utiliza "exponencial" queriendo decir mucho o muy rápido, pero creo que no saben realmente la diferencia abismal que existe entre algo exponencial y algo lineal o constante. Supongo que esto es así porque no todo el mundo está familiarizado con la matemática que hay detrás y que no han dibujado o simulado en un ordenador cómo crecen las funciones exponenciales y las lineales.
No quiero que te pongas a hacer matemáticas ahora. Pero sí quiero darte una idea rápida sobre la diferencia entre lo exponencial y lo lineal. Esto te ayudará a entender el artículo de hoy sobre resultados en la vida, oportunidades, valor, dinero y más. Estos conceptos cambian mucho según se juegue de manera constante, lineal o exponencial. Espero que esto te ayude en la vida. Hoy, todos hablan de crecimiento exponencial cuando algo crece rápido. Pero, a menudo, se trata de crecimiento lineal. Lo exponencial es mucho más extremo de lo que creo que la mayoría cree que es.
Mira estos ejemplos:
y = 10. Función que mantiene el valor constante. Empiezas a trabajar y tu resultado es 10. 10 obtienes para el resto de la historia.
y = x. Es una función lineal pura y clásica. El resultado crece en proporción a la entrada. Si pones 5 en la entrada, obtienes 5. Si pones 10, obtienes 10. Sencillo. Crece mucho, de hecho. Ojalá todas las cosas buenas crecieran a esta velocidad.
y = 1,2x. Es una función exponencial. He elegido como base 1,2, un número muy conservador, para que tomes consciencia de cómo, aún así, el crecimiento de esta función es salvaje respecto a la lineal. No están en la misma liga. Son mundos diferentes. Uno es un cohete y el otro es un avión. Si hubiera elegido el 2 como base, crecería mucho más rápido, multiplicando por 2 el valor anterior en cada paso: 1, 2, 4, 8.
Fíjate entonces en esto:
La función lineal mantiene el valor inicial hasta el final. Es un tipo de juego de vida. Empieza y acaba donde empezó.
La función lineal crece, y crece mucho y bien. Es el otro tipo de juego.
La función exponencial crece muy rápido. Con los tres niveles de zoom que te doy, verás que se eleva casi verticalmente. Es como si subiera en línea recta en comparación con las otras.
Ahí puedes ver al que camina, al avión y al cohete.
Puedes jugar más con esto para profundizar en estas intuiciones con este generador de gráficas de funciones en el que puedes jugar con los valores e ir fascinándote:
https://www.desmos.com/calculator?lang=es
También puedes pedirle al Maestro en La Forja, el GPT personalizado que he puesto a disposición del que quiera utilizarlo, que te explique qué son las funciones lineales y exponenciales. Te será útil si no lo tienes claro conceptualmente.
Aquí tienes al Maestro en La Forja:
https://chatgpt.com/g/g-67e8adde33948191b2c68de4d0342b2e-maestro-en-la-forja
Bien.
Sabiendo esto ya y teniendo las intuiciones claras, podemos seguir.
Jugar una vida exponencial no es crecer. Es multiplicar el valor sin esfuerzo adicional. Significa que el resultado ya no está conectado linealmente al esfuerzo que pones en la entrada.
Esto es clave.
Tu juego está ya apalancado en el valor que has capturado en forma de pensamiento, capital, personas, relaciones y reputación. Ese apalancamiento multiplica el valor anterior y lo hace crecer cada vez más rápido, creando cada vez más apalancamiento y retroalimentando el ciclo.
Al estar apalancando, el sistema que has creado crece cada vez más, pero con la misma energía por tu parte.
De hecho, podrías (aunque no lo harás, pero podrías, aunque no lo harás...) dormir un año entero y, al despertarte, irte mejor que antes porque el valor ha seguido creciendo a partir del que ya habías generado.
Jugar una vida exponencial no significa que te vaya bien. Significa que te va cada vez mejor… sin hacer más.
Pero eso solo ocurre si:
Has vencido a la gravedad con una energía gigantesca: has creado muchísimo valor para tu ecosistema.
Has construido un sistema de generación de valor apalancado.
Has creado tantos resultados que el mercado ya ha decidido que quiere cada vez más de ti.
En ese momento, el juego cambia y lo que hacías hasta ese momento: crear valor para todos constantemente y capturar un poco de él, ya no es la única forma.
Ahora ocurre que el valor empieza a llegar a ti sin que lo crees tú.
La gente quiere trabajar contigo, contratar tus servicios, aprender de ti, darte dinero e invertir en cosas si estás tú.
Y tú no puedes atender a todo.
Literalmente.
Te empiezan a llegar más oportunidades de las que puedes evaluar y más de las que quieres capitalizar.
Despresentarte gente
Durante un tiempo quieres que te presenten gente.
A quien sea.
Buscas existir.
Entrar en el radar.
Si logras pasar a un juego exponencial en tu vida, puede que lo que quieras sea que te despresenten gente.
Que te saquen de cenas, grupos de Whatsapp, círculos de negocios.
Que te dejen en paz.
Porque ya no se trata de ver a quién conoces. Se trata de a qué y a quién puedes permitirte dedicarle energía.
Cuando ya no puedes atender a todos los que te quieren, empiezas a elegir a quién quieres tú.
Ese es un mejor lugar en el que estar.
Si puedes decir que no sin que pase nada, es porque ya te llega más de lo que necesitas. Estás jugando un juego exponencial.
¿Qué tienes que optimizar?
Cuando has cruzado al otro lado del muro y juegas a un juego exponencial, tus oportunidades no escasean. Lo que escasea es tu energía cognitiva y emocional para poder aprovechar todo lo que te llega.
Aquí es donde comienza el segundo juego.
El primero es salir del barro del suelo.
Escapar de la gravedad del 9:00 a 17:00 y del salario.
Ponerte en el mapa, abrir caminos y empezar a generar valor para todo tu ecosistema de la forma más bestia que puedas. Tu objetivo es convertirte en una central energética entregando tantos megavatios de forma continuada que los cables echen chispas.
Escapar del suelo del juego constante, en el que no creces e intentar prosperar en el juego lineal, el que te hace crecer hasta subirte al avión. Ahí estás más holgado y con mayor confort. Digamos que no coges atascos porque vas en avión. Pero estás en una versión mejorada del mismo juego: ahora ya estás de 9:00 a 20:00 y pendiente de que el salario aguante la subida de nivel de vida que has hecho. Sabes que deberías haber hecho menos.
La preocupación del segundo juego, del exponencial, cambia completamente. Se trata de elegir dónde construir ciudades, no de conquistar más territorio.
Has conseguido más territorio del que puedes gestionar.
Tienes que decidir dónde plantar las banderas.
Dónde hacer tus castillos.
Qué oportunidades merecen tu energía.
A quién dedicas tu energía.
Eso solo puedes hacerlo si tienes claridad mental. Si entiendes que:
Tu variable más escasa no es el tiempo; es la energía cognitiva y emocional.
Puedes tener una hora libre, pero no tener GPU libre para procesar nada nuevo sin que sufra lo que ya estás gestionando y/o sin quemarte tú en el proceso.
Entender la variable que tienes que optimizar es clave:
Si crees que es el tiempo es que estás jugando a un juego constante o lineal: el resultado que generas o se mantiene constante, aunque metas más energía o crece proporcionalmente a la energía que metes. Ese juego no es escalable, no está apalancado, no multiplica los resultados acumulados. No es exponencial.
Si sabes que es la energía cognitiva y emocional, es porque sabes que es lo más escaso que tienes cuando te dedicas a vivir de tener claridad mental. Cuando te dedicas a vivir de poder decidir mejor entre todas las oportunidades que podrías aprovechar.
Si crees que es la energía física, entonces te falta dormir y recuperar. No tiene más ciencia.
Fíjate que la energía física, la cognitiva y emocional no son lo mismo. Una prueba de ello es hacer deporte. Por eso, entrenar te viene bien: gastas energía física, pero recargas energía mental.
La mejor manera de cuidar el cerebro es cuidar el cuerpo.
Si logras la velocidad de escape para jugar a un juego exponencial, habrá llamadas que no vas a responder ni a devolver. Habrá correos y Whatsapps que no leerás ni contestarás.
No porque no quieras, sino porque no podrás, si no quieres quemarte con lo que ya no te mueve la aguja, claro.
Cuando entras en el juego exponencial, tu problema no es la escasez de opciones. Es el exceso.
Y entonces necesitas filosofía.
Necesitas criterio.
Capacidad de decidir cada vez mejor.
Saber lo que persigues y lo que estás dispuesto a dejar ir, aunque te lo traigan en bandeja.
No puedes ir por todo.
Cuando ya puedes tener más de lo que puedes coger, lo difícil es elegir lo que debes coger.
Tienes que saber a qué juego estás jugando y a cuál quieres jugar
La mayoría de la gente vive en juegos constantes.
Otros crecen, pero es lineal. Suavemente. El ascenso predecible. La meseta profesional.
Y luego está el juego exponencial.
Pero pocos saben que existe. Es imposible querer jugar a lo que no se sabe que existe.
Y de los que lo saben, pocos lo intentan.
Y de los que lo intentan, casi nadie consigue jugarlo.
El 99% muere sin haber visto ni el 1% del territorio disponible.
No porque sean tontos.
No porque no quieran.
Sino porque es jodidamente duro generar la cantidad de energía que produzca el exceso que permite abandonar la gravedad del planeta y empezar a navegar por libre.
No es injusto. Es así.
Cuando los que juegan al juego exponencial consiguen resultados fuera de escala, a algunos les parece injusto porque no entienden cómo se generan esos resultados.
Es comprensible: los jugadores del juego lineal, especialmente, que trabajan duro y ascienden y llegan a mandos intermedios y directivos, no trabajan 1.000 veces menos que un jugador de juego exponencial. Pero sí generan 1.000 veces menos resultado.
Vamos a un caso extremo: ¿un propietario de un restaurante de éxito que está siempre lleno trabaja 1 millón de veces menos que Elon Musk?
Pero, sin embargo, genera 1.000 millones de veces menos que Elon Musk.
No se trata de trabajar más.
Se trata de trabajar con otra lógica, basada en la creación de valor, no en el tiempo dedicado a trabajar. Se trata, también, de tener otra tolerancia al riesgo y al rechazo que permite llevar a cabo cosas que la mayoría no intenta.
No es injusto. Es asimétrico. La vida es asimétrica.
Y lo que te debe doler no es que a otro le vaya muy bien.
Lo que te debe es no entender por qué a ti no.
Decide tu juego
Lo más importante que puedes hacer en tu vida profesional y personal es esto:
Decidir a qué juego quieres jugar.
¿Quieres seguridad? Elige lo constante.
¿Quieres progreso lento pero con bastante certeza? Elige lo lineal.
¿Quieres despegar y salir del esquema normal? Juega al exponencial.
Pero no juegues a uno creyendo que estás en otro.
Acabarás frustrado.
Perdido.
Y con sensación de injusticia, sin entender por qué.
No hay nada que esté mal. Solo hay juegos diferentes con resultados distintos.
Lo que sí está mal es jugar al juego que no quieres sin saberlo.
Si esto te hace pensar sobre qué juego estás jugando y cuál quieres jugar, bien.
Si te ha ayudado a decidir, mejor todavía.
Si no, vuelve a leerlo dentro de un año. A lo mejor para entonces ya sabes a qué juego estabas jugando.
Lo que más me gusta es aprender. Eso también es cierto para conocer qué te ha parecido este artículo y qué te parece La Forja.
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